7 de abril. San Petersburgo, Florida. Escena: una adolescente de 17 años se mete detrás del mostrador de un McDonald’s como si eso fuera lo más normal del mundo. ¿Su gran crimen? Quería esos sagrados paquetitos de aderezo ranch. Lo que pasó después no lo vio ni Ronald McDonald.
Spoiler: nada de esto terminó con un “¿Quieres papas con eso?” sino con una llave de lucha libre del menú oculto.
Akeena Sampson (31), empleada del lugar y aparentemente campeona regional de UFC, decidió canalizar toda su furia por el salario mínimo directo al cuello de la chica. Primera regla de McDojos: no toques el ranch.
Según la policía, todo empezó con un amigable agarre de brazo. Después, Sampson pasó a modo Mortal Kombat y la chica terminó en el suelo. Nivel: “fatality”.
Y sí, mientras la víctima intentaba escapar, Sampson optó por duplicar el combo: estrangulamiento parte II, en vivo y en directo frente a las papas fritas y los nuggets.
Lo más glorioso del informe policial: en ningún momento queda claro si la chica logró hacerse con los dichosos sobres de rancho. Lo cual, por cierto, debería ser declarado asesinato cultural. ¿Una pelea sin saber si hubo recompensa? Tragedia.
Los oficiales llegaron segundos tarde a la masacre del menú infantil, encontraron a la víctima con marcas visibles en el cuello y el codo (sí, el codo también tuvo un mal día). Todo quedó grabado en video. Hollywood, trémula.
La protagonista de este episodio violento ya fue acusada de abuso infantil, y sí, ya salió bajo fianza por $2,500. Una ganga por aplicar su versión del “combo del día” directamente al cuello de una menor.
El juez, que claramente también quiere evitar escenas dignas de WWE en la fila del drive-thru, le prohibió volver a acercarse a la víctima o al “área del crimen”, o sea el McDonald’s mismo. Así que si soñaba con regresar a freír papas, pues no, querida. Vaya buscando un KFC.