Señor, por favor, bájese de la tanga. Esto es un Applebee, no un episodio perdido de RuPaul… versión borracha.
Todo sucedió en Clearwater, Florida. Spoiler: si alguien menciona “Florida” y “noticia loca” en la misma frase, ya sabemos cómo acaba esto. Un tipo llamado Daniel Ciriello, de 49 años, decidió que el viernes por la noche era ideal para pasearse borracho como turista en carnaval: peluca rosa, pechos falsos, tanga del mismo delicado tono chicle y cero noción del ridículo.
El evento de “alta moda” se llevó a cabo en el estacionamiento de un Applebee. Sí, lo leyó bien. Glamour y mozzarella sticks. La cosa se salió de control cuando Ciriello, en modo GPS fundido, intentó subirse a un auto que no era suyo mientras tambaleaba como si la acera fuera una pista de obstáculos.
La policía documentó que el señor estaba tan borracho, pero tan borracho, que no podía cuidar ni de sí mismo ni de su tanga. No sabía dónde estaba, de dónde venía ni en qué estado mental (o geográfico) se encontraba. Vamos, que el alcohol dijo presente y la lógica se fue de vacaciones.
El informe de arresto fue discreto sobre los detalles textiles del atuendo, probablemente porque los agentes siguen en terapia para superarlo.
Tras su glamorosa performance, Ciriello fue escoltado amorosamente a la cárcel del condado, donde cambió su outfit por un clásico naranja: la colección otoño-invierno del sistema penitenciario. Al día siguiente, lo soltaron, tras pagar 570 dólares en multas. Lo que viene siendo la tarifa estándar por hacer el ridículo en tanga frente a un restaurante familiar.
Dato extra: vive básicamente al lado del Applebee. Claramente el bar de su salón ya le aburría. Anteriormente residía en Carolina del Norte, donde, sorpresa sorpresa, su matrimonio duró 22 años antes de rendirse ante lo inevitable en 2023. Imagina descubrir después de dos décadas que te casaste con el show completo.
Moraleja: si vas a hacer cosplay de unicornio decrépito, al menos asegúrate de estar sobrio. O que no haya cámaras. O que no sea frente a un Applebee, por el amor de todo lo que lleva queso fundido.
